Este martes se cumplen exactamente 50 años desde que la misión Apolo 12 llevase por segunda vez hombres a la Luna. Hace medio siglo, tan solo cuatro meses después del exitoso Apolo 11, Estados Unidos quiso demostrar al mundo que aquello no había sido fruto de la casualidad ni de la buena suerte y que podía repetir la hazaña. Incluso mejor que en la anterior ocasión.
Así es como el comandante Charles ‘Pete’ Conrad, el piloto del módulo lunar Alan L. Bean y el piloto del módulo de mando Richard F. Gordon pusieron rumbo a nuestro satélite el 14 de noviembre de 1969, alunizando el 19 y regresando a casa el día 24. Una aventura de diez días que, pese a que terminó también en éxito, tuvo sus episodios de infarto, sus anécdotas y curiosidades. Porque, a pesar de que no registró la misma atención mediática que la gesta protagonizada por Armstrong, Aldrin y Collins, el Apolo 12 volvió a demostrar que la Humanidad estaba preparada para colonizar la Luna, el nuevo continente.
Tan solo 36 segundos después del despegue comenzaron los problemas: la fricción del cohete mojado y el aire provocó un rayo entre este y la torre de lanzamiento, que desactivó el ordenador de a bordo del módulo de mando y algunos de los sistemas. 20 segundos después, un segundo rayo impactó contra la nave inutilizando otros indicadores tales como el de altitud y los giroscopios. Aunque se pudieron reiniciar los sistemas, los datos que llegaban al control eran incomprensibles. Entonces apareció un joven ingeniero, con gafas y aspecto desaliñado, que afirmó saber qué le ocurría a la nave.
John Aaron, un fanático del programa Apolo, recordó que unos años atrás había visto un problema similar en un simulador del Centro Espacial Kennedy y sabía que la solución se encontraba en un botón del módulo de mando de la nave del que la mayoría de los especialistas del Centro de Control de Misión de la NASA ni siquiera habían oído hablar.
Rápidamente, Aaron indicó a los astronautas que probasen a poner el botón SCE en auxiliar, a lo que estos sólo pudieron responder con un escueto «¿Qué?». El ingeniero tuvo que repetirles varias veces la orden hasta que el comandante de la misión acertó a preguntarle: «¿Qué coño es el botón SCE y dónde está?».
Tras recibir las instrucciones concretas, accionaron el botón que consiguió restablecer correctamente la corriente eléctrica del módulo de mando. Una serie de risas histéricas comenzaron a sonar a bordo del Apolo 12 mientras la nave continuaba su viaje, rumbo a la Luna. Aaron es ampliamente reconocido por haber salvado la misión Apolo 12 y fue uno de los principales protagonistas en el accidentado Apolo 13.