Las últimas tres víctimas del crimen organizado registradas en México, tres personas violentamente asesinadas y disueltas en ácido para no dejar rastro de su presencia, son tres estudiantes de cine. Tres estudiantes de cine cuyas edades no superan el cuarto de siglo. Ellos era Javier Salomón Aceves Gastélum, Jesús Daniel Díaz y Marco Francisco García Ávalos.
Lo único que los tres jóvenes hicieron fue grabar un cortometraje de terror para una de sus clases en una casa que, presuntamente, era un lugar de reunión de un grupo criminal (el Cártel Nueva Plaza), rival del famoso Cártel de Jalisco Nueva Generación, autor de los hechos. Por eso, tres estudiantes murieron ejecutados y fueron disueltos, un suceso atroz que, sin embargo, parece que no ha sorprendido.
Pero la noticia a encolerizado aún más, si cabe, a la sociedad mexicana. Todos ellos están sujetos a acabar como los tres estudiantes, o como los 43 normalistas de Ayotzinapa, o como cualquier alcalde o candidato municipal. Todos pueden ser arrastrados por la guerra que libra el Gobierno de Enrique Peña Nieto contra los cárteles de la droga o, en mayor medidas, la lucha que las mismas bandas luchan por ganar territorio.
El problema de la violencia en México, que no constituye ninguna novedad respecto a décadas pasadas, se ha intensificado en los últimos años hasta alcanzar una cifra histórica: más de 29.000 personas fueron asesinadas en 2017 un aumento de la tasa de homicidios a 24 por cada 100.000 personas (25 por ciento anual) y en el primer trimestre de 2018
fueron 7.667 los homicidios registrados según Seguridad Nacional de Gobernación (Interior).
En el estudio sobre la violencia de México fue notorio el incremento de las muertes violentas durante la llamada ‘Guerra contra el narco’ ejercida por la Presidencia de Felipe Calderón (2006-2012). Se estima que el sexenio que México fue gobernado por Calderón hubo en torno a 103.000 muertes 22.409 en 2011, de la misma manera que se intensificaron los índices delictivos, la pobreza, la violencia, la corrupción y los ataques a la población civil.
Sin embargo, con los datos de estos últimos años los índices de violencia durante el Gobierno de Enrique Peña Nieto han superado de forma histórica a los de sus predecesores, registrándose un repunte en tiempos de precampaña y campaña electoral. Así, en los últimos 12 años, los Gobiernos de Calderón y de Peña Nieto dejarán más de 200.000 personas asesinadas.