La violencia en México está batiendo récords históricos. Desde los últimos tres años, los asesinatos han aumentado más de un 85%, dejando 25.394 homicidios durante los nueve primeros meses de este año, según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP). Esto supone 2.822 muertes violentas cada mes, lo que da una media de 94 diarios o, lo que es lo mismo, casi 4 asesinatos cada hora. Una cifra exorbitante que no deja indiferente a nadie y que triplica los 8.446 homicidios que en este mismo periodo de tiempo se han registrado en Colombia, otro de los países iberoamericanos notablemente castigado por la violencia.
Desde que la parlamentaria Carmen Medel se enterara en plena sesión de que su hija de 22 años, Valeria Medel, había sido asesinada en Ciudad Mendoza, en el Estado de Veracruz, por su parecido a la pareja de un narcotraficante, todo el pueblo mexicano ha mostrado su calvario por convivir en un país donde el año pasado se rebasaron los 29.000 asesinatos.
Ya sea por un ajuste de cuentas, una matanza a manos del ejército en Tlatlalya o se trate de la desaparición de 43 estudiantes en Iguala, como ocurrió en 2014, la violencia en México es una pandemia que está produciendo terribles secuelas dolosas a lo largo del país. 2017 fue el año más violento de los últimos 20 para México y 2018 está a punto de superarlo, rozando el techo de muertes que dejó la guerra contra el narco en 2011 bajo el mandato del entonces presidente, Felipe Calderón. Calderón ordenó el despliegue de 6.500 soldados para combatir el miedo en Michoacán y, posteriormente, envió a otros 35.000 a otras regiones. A pesar de su nombre, «Guerra contra el narco», nunca se consideró como un conflicto convencional.
Según el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS), México es el único país iberoamericano entre los 10 más peligrosos del mundo, situándose a la altura de Siria, Irak y Afganistán. Este mismo Instituto considera al país iberoamericano como el segundo del mundo donde murieron más personas de forma violenta, solo por detrás de Siria (donde se sucede una guerra civil) y por delante de Irak o Afganistán. Sin embargo, el gobierno mexicano desestima estas conclusiones después de que Donald Trump se hiciera eco del estudio en Twitter.
Iberoamérica es la región con más ciudades violentas del mundo y México se lleva la palma con 12 de ellas. El análisis realizado por el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal (CCSPJP) ha excluido a aquellas ciudades inmersas en un conflicto bélico, aun así y teniendo en cuenta «la dificultad de la obtención de datos fiables por la falta de transparencia de gobiernos de varios países», recalcan desde el CCSPJP, Los Cabos de México ha ocupado el primer puesto como la villa más peligrosa del mundo. La violencia aquí se ha incrementado un 500% en un año y la tasa de homicidios supera los 365 anuales.
Lo mismo ocurre a nivel mundial, donde 5 de las 10 ciudades más violentas del mundo eran mexicanas en el pasado 2017. Los estados de Nayarit y Guanajuato son las regiones en las que más se ha notado el crecimiento de violencia ya que en ellas se encuentra el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y células del Cártel de Sinaloa.